viernes, 18 de junio de 2010

Moscú ovacionó el Tchaikovsky de la Simón Bolívar

Gustavo Dudamel dirigió la Orquesta en el Tchaikovsky Concert Hall

Venezuela no tiene representación en el Mundial de Fútbol, pero tiene a 220 músicos que saben cómo meter gol y a un director, Gustavo Dudamel, que tiene la potencia y el talento suficientes para enfrentar los más grandes retos en cualquier campo. El de anoche fue tocar la Sinfonía N° 4 de Tchaikovsky en Moscú y mostrar una versión propia madurada y trabajada por más de 16 años. Y es que tal y como lo había pronosticado Valery Gergiev, el más importante director ruso de la actualidad en el concierto ofrecido en San Petersburgo, la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar consolidó su éxito en su segundo concierto en Rusia: las 1.500 personas que asistieron al concierto en el Tchaikovsky Concert Hall no escatimaron en aplausos incluso al terminar cada movimiento de las tres obras.
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Más de 15 minutos de ovación y cinco ramos de flores premiaron las interpretaciones de Margariteña (Variaciones sinfónicas), de Inocente Carreño y Danzas del Ballet Estancia, de Ginastera. Se trata de un excelente primer paso para lo que será el próximo año la Orquesta ruso-venezolana de 300 músicos, según anunció José Antonio Abreu, quien afinará detalles en octubre cuando asista a dictar una conferencia en San Petersburgo. "Será una orquesta que divulgue el repertorio ruso y latinoamericano y una plataforma para los solistas de los dos países así como la casa de los maestros que quieran unirse", declaró Abreu. Se trata, como dijo Dudamel, de un sueño que se hace realidad: "Abreu soñaba con esto. Cuando uno habla de Abreu como visionario, estas son las cosas que te hacen creer que él ya había soñado con este momento".
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"¡Bravo! ¡Bravo!", gritaba una y otra vez un hombre que llevaba franela de Los Beatles. No era el único. Aquella interpretación había llegado a tocar las fibras de un público poco efusivo y conocedor del repertorio del maestro ruso. Cuatro movimientos fueron interpretados con técnica y sin dejar de lado ese toque venezolano que es especial y que seduce, incluso, a los propios rusos. Este es, por qué no, un gol de oro para Venezuela.

Fuente: Eluniversal.com

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