Desde ayer hablar de Chino y Nacho es sinónimo de delirio hormonal. Histeria, gritos y hasta brincos movían, literalmente, el anfiteatro del Centro Comercial Sambil. Una inmensa tela blanca cubría el escenario. Eran las 9:27 de la noche. Todo estaba listo, los Mackediches salían a escena. Las caderas iniciaban movimientos. Desde niñas y niños, pasando por adolescentes hasta mujeres adultas se contorsionaban. Las notas de Tu angelito sonaban al fondo. A estas alturas los gritos ya desgarraban gargantas. Un Nacho con tirantes, lentes de pasta y sombrero salía a interpretar al chico Gallo. Un Chino musculoso y con chaqueta roja se metía en el cuerpo del chico malo. El show estaba montado. La obra teatral de los ganadores del Grammy Latino al Mejor Disco de Música Urbana arrancaba. Una escultural chica sería el centro de esta obra con guiños sexuales que tuvo como banda sonora a temas como Dame un besito, De qué me sirve quererte, Tu caballero, Cazadora y que terminaría con La Pastillita.
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Lo qué vendría luego sería el éxtasis. Un estallido de hormonas. El primero en romper el silencio sería Chino: "Tenemos un año de muchas bendiciones, gracias por ser parte de este sueño que se llama Chino y Nacho. ¿Alguna vez han sufrido de amor? A mí me dejaron el corazón roto", dijo para luego cantar Me mata, me mata. Ellos no necesitaban palabras de agradecimiento. Con cada mirada, cada paso, con cada movimiento de cintura ellos daban gracias. Contaban anécdotas personales: como la novia que no dejaba de llamar al Chino, o la búsqueda del significado de la palabra amor para Nacho. Muchos menos necesitaron halagar al público caraqueño, como acostumbran los cantantes. Lo qué había ayer era camaradería... Ahí todos se conocían, se amaban, se deseaban. Se acariciaban con las letras, con el ritmo del cuerpo. Llegaba el turno de Ese hombre soy yo, el éxito Mi niña bonita, Felicidad. En el escenario se abría el Mackediche Club.
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Era hora de los covers: La bamba, Música ligera sonarían mientras un grupo del público bailaban en tarima. Pero no todo fue baile y "perreo". La parte romántica, la sentimental, la que según Nacho deja claro que ellos no son unos reguetoneros con canciones vacías llegaría con Así es el amor, Contigo, Una oportunidad, Así eres tú y Se apagó la llama. Ya el Anfiteatro se rendía a ellos. No podían imaginar un final distinto a un año de consagración nacional e internacional. Quienes ya no tenían garganta de tanto gritar hacían sus últimos esfuerzos. Pero aún faltaba más. Los niveles serían rebasados con Dentro de mí, Como te extraña mi cama, Bla, bla, bla pieza que retumbó hasta el cielo caraqueño cuando Antonio "El Potro" Álvarez salió a escena. El final sería para erizar hasta el último poro. Lo qué no sabes tú sería la pieza para cerrar el año de éxitos. Un año que los cristalizó.
Fuente: Eluniversal.com
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